Tipo de iniciativa:
Cartas por encargo
Nombre de la cárcel, ciudad, país:
Cárcel de Pedregal
Responsable de la iniciativa:
Carolina Calle Vallejos
Descripción:
Proyecto «Cartas de puño y reja» del Blog Cartas a la carta.
Hace ocho años advertí que me alquilaba para amar. Que zafaba nudos de la garganta, que traducía silencios, que escribía cartas de amor por encargo, que esto era, simplemente, periodismo al servicio del amor. Abrí el blog Cartas a la Carta, donde publico contenido epistolar. Ya hay más de 100 cartas, que resultan siendo una respuesta a miles de personas que semanalmente llegan por azar. Que le preguntaron a Google: ¿Cómo escribir una carta?
Escribir cartas por encargo me ha traído situaciones divertidas, otras complejas. He cumplido la función de escribir como si fuera otra persona, de imitar su escritura. Aclarar enredos, extraer palabras. La idea es ser un remitente oculto, que ningún destinatario me reconozca. He escrito como si fuera un adolescente, como si fuera una madre. He hecho discursos para bodas, funerales. Me han buscado niños, adultos mayores. He logrado reconciliaciones, separaciones.
Alguna vez me invitaron a dar un taller de escritura de cartas en la cárcel de Medellín. Las mujeres privadas de la libertad estuvieron dispuestas a liberar pensamientos, zafar nudos, aflojar enredos. Les propuse coger papel y lápiz, respirar y dejar fluir sin pensar en la forma, escribir lo que estuviera a la mano, rondando en la cabeza, acelerando el corazón o revolviendo el estómago. Bastó ese impulso para que salieran decenas de cartas.
Hubo un grupo que llamó mi atención. Estaba compuesto por mujeres que no sabían leer ni escribir; entonces dedicamos el rato a escucharnos. Fue bonito, grato, inolvidable. Noté que tenían una necesidad muy grande de comunicarse. Supuse que la pandemia agravó la situación porque prohibieron las visitas familiares y sus vínculos se limitaron a encuentros virtuales o a llamadas telefónicas con el tiempo contado.
¿Qué harán con tantos pensamientos dando vueltas?, ¿Cuándo podrán expresar tantos sentimientos acumulados?, ¿Dónde quedarán tantas palabras que no se dicen ni se escriben?
Así que volví a pensar en ese grupo. Quise volver a la prisión para escuchar a estas mujeres, escribir esas cartas que tienen en la cabeza y en el corazón, salir y llevar esos correos o esas voces a sus destinatarios para propiciar un reencuentro, una visita, un cruce de palabras, un acercamiento en tiempos de distancia. Este epistolario de cárcel trae reportes de la ausencia, crónicas de encierro, cartas de puño y reja.
Contenido extra:
Bitácora de cárcel